¿CÓMO GESTIONAR MEJOR LAS EMOCIONES? INTELIGENCIA EMOCIONAL EN NIÑOS Y ADOLESCENTES: ESTRATEGIAS para REGULAR las EMOCIONES


  1. 1. Lo primero para trabajar con las emociones: Reconocerlas
  2. 2. Nombrar las emociones
  3. 3. Practicar la respiración y atención plena
  4. 4. Modelar la regulación emocional
  5. 5. Crear un espacio seguro para expresarse emocionalmente
  6. 6. Fomentar la resolución de problemas

Pablo
Pablo Moreno

"La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo le hiciste sentir".
Maya Angelou

Niños vestidos de héroes

1. LO PRIMERO PARA TRABAJAR CON LAS EMOCIONES: RECONOCERLAS

Antes de poder gestionar una emoción de manera adecuada, es fundamental que tanto niños como adultos sean capaces de reconocerla. El primer paso en el proceso de gestión emocional es tomar conciencia de lo que estamos sintiendo en cada momento. Ayudar a los niños a desarrollar esta conciencia emocional no solo les permite comprenderse mejor a sí mismos, sino también aprender a lidiar con sus emociones de manera más saludable. Para lograrlo, es crucial enseñarles a identificar sus sentimientos y a reconocer las señales físicas que estos pueden generar en su cuerpo. Preguntas sencillas, pero poderosas, como: “¿Cómo te sientes ahora?” o “¿Dónde sientes esa emoción en tu cuerpo?” son un excelente punto de partida para empezar a explorar sus emociones.

Una de las mejores formas de fomentar la conciencia emocional en los niños es a través de la práctica constante. Técnicas como el diario emocional, en el cual los niños pueden anotar sus emociones y reflexionar sobre lo que las ha desencadenado, promueven la autorreflexión y el entendimiento. Este hábito no solo les permite identificar sus sentimientos, sino también encontrar patrones en sus reacciones emocionales, lo que les ayudará a gestionarlas de manera más efectiva a medida que crecen.

Además de esta técnica, otra herramienta altamente eficaz para desarrollar la conciencia emocional es el termómetro de emociones. Este gráfico visual les permite a los niños identificar la intensidad de sus emociones, desde las más suaves hasta las más intensas. Al usar un termómetro de emociones, los niños no solo aprenden a reconocer lo que sienten, sino también a comprender cuándo sus emociones están alcanzando niveles que requieren atención. Este recurso visual facilita el proceso de regulación emocional al proporcionar un marco claro y sencillo para identificar cómo nos sentimos y qué podemos hacer al respecto.

Fomentar un vocabulario emocional amplio es otro aspecto clave en este proceso. Cuanto más amplio sea el repertorio emocional de un niño, mejor podrá identificar y expresar lo que siente. Esto no solo les ayuda a gestionar sus emociones, sino que también mejora su comunicación, permitiéndoles compartir sus experiencias emocionales de manera más clara y efectiva con los demás. A medida que los niños se familiarizan con sus emociones y aprenden a ponerles nombre, se sienten más seguros de sus capacidades para regularlas. Con el tiempo, estas prácticas les permiten ganar confianza en sí mismos y en sus habilidades emocionales, lo que les prepara para enfrentar de manera más saludable cualquier reto emocional que surja en su vida.


2. NOMBRAR EMOCIONES: AMPLIA TU VOCABULARIO EMOCIONAL

Según el enfoque de RULER, desarrollado por Marc Brackett en el Centro de Inteligencia Emocional de Yale, ponerle nombre a las emociones reduce su impacto negativo. Enseñar a los niños a identificar si están frustrados, ansiosos o tristes les da el poder de comprenderse mejor y tomar decisiones más conscientes sobre cómo responder a esas emociones. El acto de nombrar las emociones no solo ayuda a reducir la carga emocional, sino que también fomenta la comunicación efectiva. Un niño que puede expresar con precisión "me siento abrumado porque tengo demasiadas tareas" en lugar de simplemente "estoy enojado" tiene más probabilidades de recibir la ayuda que necesita. Para facilitar este proceso, es recomendable utilizar herramientas como:

  • Tarjetas emocionales: Imágenes con expresiones faciales y nombres de emociones para que los niños las identifiquen visualmente.
  • El banco de emociones: Una lista amplia de palabras que describen sentimientos más allá de las básicas (feliz, triste, enojado). Por ejemplo, enseñar palabras como "frustrado", "impaciente" o "eufórico" ayuda a precisar mejor el estado emocional.
  • Historias y cuentos: Leer historias donde los personajes experimenten diversas emociones y discutirlas después permite a los niños conectar los sentimientos con situaciones reales.
  • El semáforo emocional: Una técnica en la que los niños clasifican su emoción en rojo (muy intensa), amarillo (moderada) o verde (controlada), lo que les ayuda a regular su estado anímico antes de actuar impulsivamente.

El objetivo principal es que los niños desarrollen un lenguaje emocional rico y claro para identificar sus emociones y comunicarlas de manera efectiva. En el programa Héroes del Futuro además de trabajar estas dinámicas y estrategias se trabajará de forma interactiva entre niños y niñas donde a través de representaciones identificarán, comprenderán y regularán sus emociones. Y es que no hay mejor forma de aprender que a través de la práctica con los iguales. El apoyo durante la semana de los padres serán fundamental para que los niños no se olviden de trabajar la inteligencia emocional.


3. FORMAS DE REGULARLAS: PRACTICAR LA RESPIRACIÓN Y LA ATENCIÓN PLENA

Las técnicas de respiración y mindfulness han demostrado ser altamente efectivas en la regulación emocional, especialmente en niños y adolescentes. Estas prácticas les permiten autorregularse cuando enfrentan situaciones de estrés, ansiedad o frustración.

Técnicas de respiración

  • Respiración cuadrada: Inhalar en 4 tiempos, sostener el aire en 4, exhalar en 4 y repetir. Esta técnica ayuda a reducir la ansiedad y promover un estado de calma.
  • Respiración diafragmática: Enseñar a los niños a respirar profundamente utilizando el diafragma en lugar del pecho. Para ello, pueden colocar una mano en el abdomen y sentir cómo se infla y desinfla con cada respiración.
  • Respiración con burbujas: Ideal para los más pequeños. Pedirles que soplen suavemente como si estuvieran inflando una burbuja ayuda a controlar la respiración y relajarse.
  • Respiración 5-5-5: Inhalar en 5 segundos, mantener la respiración por 5 segundos y exhalar en 5 segundos. Esta técnica se puede practicar antes de dormir o en momentos de alta tensión.

4. MODELAR LA REGULACIÓN EMOCIONAL

Los niños aprenden observando el comportamiento de los adultos. Si ven a un adulto manejar el estrés y la frustración con calma y estrategias adecuadas, es más probable que imiten esas respuestas. Algunas maneras de modelar la regulación emocional incluyen:

  • Hablar en voz alta sobre emociones y estrategias: Expresar en voz alta pensamientos como "Me siento frustrado, pero voy a respirar hondo antes de responder" muestra a los niños cómo afrontar sus propias emociones.
  • Practicar la paciencia y la empatía: Cuando un niño está alterado, demostrar paciencia y empatía le enseña que es válido sentirse así, pero que hay maneras adecuadas de manejarlo.
  • Resolver conflictos de manera positiva: Mostrar cómo manejar desacuerdos con respeto y calma refuerza estrategias de resolución de problemas saludables.

5. ESPACIO SEGURO PARA LA EXPRESIÓN EMOCIONAL

Es esencial que los niños puedan expresar sus emociones libremente, sin miedo a ser juzgados o criticados. La creación de un ambiente seguro y acogedor donde se les permita compartir lo que sienten es una parte clave en el desarrollo emocional. Una de las formas más efectivas de hacer esto es validando sus emociones. A menudo, los niños pueden sentir que sus sentimientos no son importantes o que están mal por sentirse de cierta manera. Utilizar frases como "Es normal sentirse triste" o "Está bien estar enojado a veces" ayuda a los niños a comprender que todas las emociones son válidas. Esta validación no solo les permite aceptarse a sí mismos, sino que también fomenta un sentido de seguridad al saber que sus sentimientos son respetados y comprendidos.

Otra parte fundamental en la creación de este espacio seguro es fomentar la comunicación abierta. Los niños deben saber que pueden hablar de lo que sienten sin temor a ser interrumpidos o criticados. Crear momentos en los que ellos puedan expresarse libremente, ya sea durante una conversación tranquila después de un día en la escuela o en momentos dedicados a hablar sobre cómo se sienten, es crucial. Asegurarse de que se sientan escuchados sin interrupciones o juicios les da confianza y les enseña a gestionar sus emociones de una forma sana.
El arte como herramienta de expresión emocional también juega un papel importante en este proceso. Actividades como dibujar, escribir, pintar o incluso jugar a través de muñecos o figuras pueden ayudar a los niños a exteriorizar lo que sienten de una manera creativa. A menudo, los niños tienen dificultades para expresar verbalmente emociones complejas, pero el arte les permite plasmar lo que llevan dentro de una forma tangible y visual. Estas actividades no solo les proporcionan un medio para comunicar sus emociones, sino que también fomentan la autoexploración y el entendimiento personal, permitiéndoles ver sus sentimientos desde una perspectiva externa.

El entorno del programa Héroes del Futuro será totalmente seguro para la expresión de las emociones donde las indicaciones de empatizar y respetar las emociones de los compañeros es sagrado. Grupos reducidos con posibilidad de expresarse continuamente será la brújula de las dinámicas que marcarán el buen desarrollo de la inteligencia emocional de nuestros pequeños y pequeñas.

6. FOMENTAR LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS A TRAVÉS DE LAS EMOCIONES

Desarrollar habilidades de afrontamiento y toma de decisiones es esencial para ayudar a los niños a gestionar sus emociones de manera efectiva. La capacidad para resolver problemas no solo les enseña a manejar situaciones difíciles, sino que también les permite sentirse empoderados y confiados en su capacidad para enfrentar los desafíos que la vida les presenta. Una de las mejores maneras de fomentar estas habilidades es haciendo preguntas reflexivas. Por ejemplo, después de que un niño haya experimentado una emoción fuerte, preguntarle: "¿Qué podrías hacer diferente la próxima vez?" les ofrece la oportunidad de pensar en sus acciones y en cómo podrían manejarlas mejor en el futuro. Este tipo de preguntas les enseña a reflexionar sobre sus emociones y comportamientos, y les da las herramientas para actuar de manera más controlada en situaciones similares.

Además, es importante fomentar la toma de decisiones desde temprana edad. Permitir que los niños tomen decisiones, incluso si son pequeñas, como elegir su ropa o decidir qué actividad realizar después de la escuela, les ayuda a sentirse más en control de su entorno. Esta autonomía les da confianza en sí mismos y les enseña que tienen la capacidad de influir en su propio bienestar. La toma de decisiones también se extiende a cómo manejan sus emociones, pues les permite pensar en diversas opciones y elegir cómo reaccionar ante situaciones difíciles. Otra estrategia valiosa para fomentar la resolución de problemas es a través de ejercicios de role-playing. Al representar diversas situaciones que podrían generar emociones intensas, como una pelea con un amigo o un desacuerdo con un adulto, los niños pueden practicar diferentes formas de reaccionar y encontrar soluciones sin el estrés de estar en una situación real. Estos juegos de roles no solo les enseñan a manejar sus emociones, sino que también les permiten experimentar diferentes perspectivas y respuestas, lo que fortalece su capacidad de tomar decisiones bien fundamentadas en el futuro. Al practicar en un entorno seguro, los niños aprenden a tener más control sobre sus emociones, lo que les ayudará a afrontar situaciones difíciles con mayor resiliencia.

CONCLUSIÓN SOBRE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA EDUCACIÓN

Educar en inteligencia emocional no significa evitar que los niños sientan enojo, tristeza o frustración, sino enseñarles a navegar esas emociones de forma saludable. Como adultos, nuestro papel es acompañarlos, validar sus sentimientos y proporcionarles herramientas para que crezcan con resiliencia y bienestar emocional. Con estrategias como la conciencia emocional, la respiración, el modelado y la resolución de problemas, podemos ayudarles a desarrollar una inteligencia emocional sólida que les servirá durante toda la vida. Si queremos niños y adolescentes emocionalmente sanos, debemos empezar por enseñarles a entender y gestionar sus emociones. Después de todo, la educación emocional es la base para una vida más feliz y equilibrada.

Pablo Moreno
Bibliografía
  • Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ. Bantam Books.
  • Brackett, M. (2019). Permission to Feel: Unlocking the Power of Emotions to Help Our Kids, Ourselves, and Our Society Thrive. Celadon Books.
  • Gottman, J. (1997). Raising an Emotionally Intelligent Child: The Heart of Parenting. Simon & Schuster.
  • Kabat-Zinn, J. (1994). Wherever You Go, There You Are: Mindfulness Meditation in Everyday Life. Hyperion.

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